ATM es el acrónimo de Articulación Temporomandibular. Es la articulación formada por el cóndilo de la mandíbula y la fosa del hueso temporal del cráneo.

Cuando estamos con la boca cerrada y los dientes mordiendo la oclusión dentaria, la forma de morder, va a estar relacionada con la posición del cóndilo en la fosa mandibular.

El cóndilo de la mandíbula debe estar centrado en la fosa, con el disco articular interpuesto entre hueso y hueso. El disco articular está unido al cóndilo de la mandíbula y a la fosa del cráneo por un sistema de ligamentos.

Los ligamentos bilaminares posteriores, que se inserten en la fosa, van a continuar hasta el oído medio con el nombre de ligamento de pinto y se va a insertar en un huesito llamado martillo. Esta es una relación que encontramos entre el oído y la articulación temporomandibular.

Entre el oído y la ATM (articulación temporomandibular) debe haber un espacio por donde pasan vasos sanguíneos. Estos vasos se encargan de transportar sangre y nutrientes a la ATM,  al disco articular y nervios motores y sensitivos —ramas del nervio trigémino— encargados de la movilidad y la sensibilidad de la articulación temporomandibular y de los músculos que mueven la mandíbula.

La mandíbula es un hueso único que une las dos articulaciones temporomandibulares. Para poder abrir derecho, cuando abrimos grande la boca, ambos cóndilos deben trasladarse juntos hacia adelante, es decir que los discos deben estar correctamente posicionados.

Si un disco se luxa/se desplaza (ya sea hacia adelante, adentro o afuera), cuando abrimos la boca si recaptura el disco va a hacer que se genere un chasquido. A eso lo llamamos luxación discal con reducción.

Si cuando queremos abrir la boca ya no recaptura el disco, encontramos una traba mandibular y no genera chasquidos a eso se lo llama luxación discal sin reducción.

Durante la apertura bucal, cuando abrimos grande la boca, si se desvía hacia un lado significa que hacia el lado que se desvía está la articulación trabada y podría tener una luxación discal sin reducción.

La articulación temporomandibular es la mas usada del cuerpo, la movemos para hablar, masticar los alimentos, deglutir, bostezar, respirar y hasta cuando dormimos si bruxamos.

Los músculos de la mandíbula y de la cara nos dan soporte a la articulación temporomandibular además de preservar la simetría en nuestro rostro. Esto último puede verse afectado si existe un desbalance en la fuerza muscular impactando en nuestra forma de vernos.

Un especialista en ATM podrá ayudarlo si presenta síntomas!

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